TRAS LAS HUELLAS DE APOLO, EDIPO y DIONISIO

"Ah descendencia de mortales! 

¡Cómo considero que vivís una vida igual a nada! 

Pues ¿Qué hombre, qué hombre logra más felicidad que la que necesita para parecerlo y, 

una vez que ha dado esa impresión, para declinar?

 Teniendo este destino tuyo, el tuyo como ejemplo ¡oh infortunado Edipo!,

 nada de los mortales tengo por dichoso".

Coro Edipo Rey.

Nix Ruo nos acerca otra obra en este 2025 que se suma a su nueva serie llamada "PANDORA" inspirado en la obra de Hesíodo ¨Los Trabajos y los Días". La obra de Ruo viene del movimiento y no de la fijeza. Con una combinación de colores vibrantes que generan una sensación de energía y dinamismo que nos aproxima a la visión de lo inconmensurable. La forma en que los colores se mezclan y contrastan, así como la disposición de las formas, contribuyen a la creación de una experiencia visual simbólica que puede ser provocadora, y a la vez un tanto estimulante como reconfortante.


Tríptico
Acrílico sobre tela 120 x 80 cm

Continuando sus ejes temáticos de Hesíodo sabemos que las pinturas de Nix Ruo a menudo desafían las normas convencionales de representación visual y permiten al espectador experimentar con nuevas formas de ver el mundo. Manifiesta la relación ser-arte-vida. Esta exploración puede ser una fuente de fascinación y atractivo cargadas de múltiples significados según quien, cuando, donde y cómo las vean. Cada una de sus pinturas se valida en la fluidez espontánea e intensa del movimiento. El arte como intuición inmediata, no como intelección.

Pareciera ser que las fuerzas de Apolo, Edipo y Dionisio dialogan en la complementariedad de cada tela cuya autonomía comulga con las otras. Las visiones oníricas están presentes en esta obra trinitaria de manera novedosa para lo que Nix nos tiene acostumbrados. Ahora nos presenta una suerte de barroco pop abstracto con el uso de colores vibrantes y contrastes creando una tensión entre lo figurativo y lo no figurativo.

Trata de dar forma nueva a aquello que le otorga el sueño, cruzando el umbral que hoy comunica de manera diferentes. Contemplación y minuciosidad como destellos novedosos en su obra. Relación directa con "algo no visto". Pareciera que el ojo diurno de Nix da forma nueva a la verdad que el sueño regala.

El abandono de las formas ordenadas apunta a lo emocional, sin embargo ese ir al ser natural implicado, latente, presenta un nuevo conocimiento que es contranatural en lo simbólico. Esta obra rompe con el orden natural de los acontecimientos, de las jerarquías entre dioses y hombres junto con las leyes y tabúes.

Sensaciones que Nix no censura y hace que la vida se despliegue en la diversidad de sus dimensiones con la gama de sensaciones que el sueño le presta. Allí una especie de estado en apariencia descuidado que se hace superior a la realidad diurna. 

 Apolo                Edipo             Dionisio

Esta es una pintura cargada de un nuevo mundo de símbolos y en expansión que combinara la rítmica, la dinámica y la armonía y que además pareciera tener en cuenta la expresión corporal de la condición humana.

El arte de Nix no proviene de una idea clara y precisa, sino de una particular forma de ánimo que lo impulsa desde la música. La obra se presenta en la culminación del movimiento creador, no es su punto de partida la idea.

El velo de la visión olímpica

La visión olímpica, con su foco en la belleza y el orden apolíneo, se ha interpretado como un "velo" sobre la realidad originaria, especialmente en la perspectiva de Nietzsche, quien la ve como una máscara sobre la brutalidad y la espontaneidad del estado dionisíaco. Este velo, asociado a la figura de Apolo, permite una representación del mundo más comprensible y ordenada, pero también oculta la naturaleza más profunda y salvaje de la existencia.

Apolo y Dioniso

En la filosofía de Nietzsche, Apolo representa la razón, el orden, la belleza y la luz, mientras que Dioniso simboliza el instinto, la fuerza bruta, la naturaleza y el éxtasis. La visión olímpica, asociada a Apolo, es una forma de "enmascarar" la realidad dionisíaca, creando una imagen más controlada y estética del mundo.

La tragedia como "velo"

Nietzsche ve la tragedia como una forma de arte que refleja el estado dionisíaco, pero a través de la lente de Apolo, creando un "velo" de imágenes y símbolos que permiten una comprensión de la naturaleza salvaje sin que la experiencia sea abrumadora.

La aniquilación de la realidad originaria

El estado dionisíaco, caracterizado por el éxtasis y la pérdida de límites, implica una aniquilación temporal de la realidad cotidiana y las barreras de la existencia. La visión olímpica, con su enfoque en el orden y la belleza, se opone a esta experiencia y la oculta, creando una ilusión de calma y control.

El velo como una necesidad

Teatro Matacandelas explica que la visión olímpica, con su "velo apolíneo", es una forma de afrontar la realidad, permitiendo a los individuos ver sin ser oprimidos por la brutalidad de la existencia.

La búsqueda de la verdad

La pregunta que subyace es: ¿es el velo una forma de negar la verdad o una forma necesaria de afrontarla? ¿Oculta la naturaleza salvaje o permite una comprensión más profunda a través de la belleza y el orden?.

En resumen, la visión olímpica, con su enfoque en Apolo, se interpreta como un "velo" que, mientras ofrece una representación estética y controlada del mundo, también oculta la realidad originaria, la cual es salvaje, instintiva y dionisíaca. 

Este velo, sin embargo, es una necesidad para la supervivencia y la creación artística, permitiendo a los individuos afrontar la realidad sin ser abrumados por la brutalidad de la existencia.

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