por Nix Ruo
La primera de mis verdades es que solo pinto. Pero alguien podría agregar, pintas tus verdades, es cierto, pero como decía Don Miguel de Unamuno, el interlocutor podría agregar "pintas tus verdades en la vida, en tu existencia, que fluyen de lugares recónditos de tu conciencia".
En los comienzos, mi Teogonía Plástica, surgió como una innovación semántica, pasional, sin la búsqueda de figura. Pero poco a poco fue alcanzando una configuración inacabada, una semiosis de los acontecimientos, sentires e ideas que impactaron los diferentes momentos en la trayectoria de mi existencia.
Una simbólica mítica, originaria, que va expresando valga la redundancia- ciertos símbolos de mi inconsciente. Una suerte de desgarro existencial, que combinando trazos, colores y símbolos que salían de la mitología estudiada en mi juventud, que atravesó mi proceso de formación. Explorando una música que expresa en sus desplazamientos lingüísticos, en la búsqueda una una verdad como aletheia (*), como manifestación, qué fue recogiendo los retazos de mi existencia.
Es por eso que para mi, la estrechez plástica es ridícula, ahoga los impulsos creativos, que me hacen descreer de las vanguardias. Por eso creo, como el libro "Derrida en la pintura", deconstruyo las representaciones traicionarles en búsqueda de los mitos arcaicos, salidos de la tradición griega.
Es decir alcanzo sin buscarlo, como me dicen algunos, una configuración paradojal: en los mitos Antiguos encuentro las verdades del míticas y sapienciales del futuro.
Como se afirma de Van Gogh, el llamado pintor de lo invisible, en todas sus pinturas, ya sean retratos o paisajes, un jarrón de flores, aparece siempre su doble carácter: materialidad y metafísica, signada por el desarraigo.
En mí se puede encontrar la paradójica configuración de los mitos, qué ambos tenenemos un objetivo común -sin ser buscado conscientemente por mi- no ser encasillados. Es por esta razón, valoro la importancia del arte abstracto justamente le ofrece libertad al que pinta a conocerse mejor y abrir su mundo cromático a que otras personas para que puedan conocerlo y sentirse interpeladas por él.
En mí se puede encontrar la paradójica configuración de los mitos, qué ambos tenenemos un objetivo común -sin ser buscado conscientemente por mi- no ser encasillados. Es por esta razón, valoro la importancia del arte abstracto justamente le ofrece libertad al que pinta a conocerse mejor y abrir su mundo cromático a que otras personas para que puedan conocerlo y sentirse interpeladas por él.
Creo que el arte del siglo XXI, tal es el caso de la “Teogonía Plástica”, entiende a un pintor cualquiera sea su trayectoria, nacionalidad o visión del mundo justamente como eso, como una persona capaz de inventar universos que nadie más que él descubre y luego conoce.
Cuando concluyo una obra quedo agotado y satisfecho. Luego me siento y aprecio lo que quedó plasmado. Una y otra vez. La experiencia de mirar gana en mi mayor profundidad. Se transforma en contemplación. Me enfoca. Me serena. Me interpela. Me seduce. Me calma. Me ayuda. Me habla. Si al final el cuadro me dice cosas que desconocía de mi mismo.
Cuando concluyo una obra quedo agotado y satisfecho. Luego me siento y aprecio lo que quedó plasmado. Una y otra vez. La experiencia de mirar gana en mi mayor profundidad. Se transforma en contemplación. Me enfoca. Me serena. Me interpela. Me seduce. Me calma. Me ayuda. Me habla. Si al final el cuadro me dice cosas que desconocía de mi mismo.
De ahí, que me resulte interesante postular de modo específico que el mito, en cuanto relato oral, es una práctica discursiva sobre los acontecimientos primigenios ocurridos en el principio de los tiempos, relatos sobre seres sobrenaturales, y que dan cuenta de la cosmogonía, de la antropogonía y del origen de algo en el mundo como los elementos naturales y los pertenecientes a los derivados de la naturaleza humana.
Estos son los mitos que realmente me interesan y en los que aún puedo encontrar refugio. Leyendas que me hablen de tipos insólitos o fabulosos, de seres que me den la mano para cruzar al otro lado.
Estos son los mitos que realmente me interesan y en los que aún puedo encontrar refugio. Leyendas que me hablen de tipos insólitos o fabulosos, de seres que me den la mano para cruzar al otro lado.
En consecuencia, postulo con mis explosiones de color que el mito refleja en su conjunto los diversos ámbitos de la realidad del mundo, pero al mismo tiempo especulo; es decir, los mitos ofrecen servirnos para pensar "más allá" me ayudan a "trascender" situaciones, circunstancias, historias, vivencias y percepciones. Ya sean del presente, del pasado o del futuro por traer.
Así, llegados hasta aquí, descubro que nuestro imaginario tiene la llave del regreso. Acá esta la clave. En cuando uno pega la vuelta. En el regreso. Entonces pinto porque regresé.
Así, llegados hasta aquí, descubro que nuestro imaginario tiene la llave del regreso. Acá esta la clave. En cuando uno pega la vuelta. En el regreso. Entonces pinto porque regresé.
Decía Rollo May que el mito como producto social ha surgido de muy distintas fuentes, cargado de funciones, persistente en el tiempo pero no inmune a él; es decir, su estructura permanece aunque cambie su forma, y como todo producto social, adquiere su verdadera dimensión cuando es referida a la sociedad en su conjunto.
Para mí pintar es poder observar la realidad y recrearla desde el mito pero claro, el resultado poco y nada tendrá que ver con lo que se encuentra del otro lado del lienzo sino que será una interpretación única e irrepetible que así deseo mostrar.
Kandinsky comenzó a pintar un mundo donde la dirección, el peso y el espacio ya no significaban nada, por lo que en la abstracción desaparece la doble realidad de lo representado y la representación, lo que existe en el mundo y la interpretación que se da a partir de un lienzo.
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