En medio de la Pandemia del Coronavirus en PASILLO AL FONDO ESPACIO CULTURAL se inauguró virtualmente la muestra individual TEOGONIA PLASTICA 2020 de Nix Ruo a quién pudimos entrevistarlo antes de que las Redes Sociales dieran cuenta de este evento. Los artistas son exploradores, curanderos, activistas y visionarios. Hacer arte es esencial para hablar con verdad al poder, soñar con nuevas realidades y, en última instancia, cambiar un poco el mundo.
Mariano Terre.- En estos días extraños mucho se ha dicho y escrito sobre la importancia – incluso la necesidad- del arte en medio de esta de crisis sanitaria, social y económica. Una lectura rápida de diarios y revistas, nacionales e internacionales, conduce a frases grandilocuentes, demandantes, simplistas. “Son los únicos que no pueden callar”, “el arte nos salvará”, o el titular “El arte en el Coronavirus”. ¿Cómo llegamos al punto de exigir tanto?
Nix Ruo.- Creo que hay varias razones para llegar hasta ahí. Una que me viene rápidamente a la cabeza es que esta obsesión por atribuir una utilidad tangible al arte se remonta al Thatcherismo y su obsesión con la economía en los años 80, cuando Arts Council England comisionó la redacción de un informe gubernamental sobre la importancia económica de las artes. La otra es que subsiste aún la noción romántica del artista como alguien excéntrico, iluminado, incluso místico, que sube a su torre de marfil y baja imbuido de ideas visionarias. Es una imagen íntimamente ligada a una concepción del artista “universal”, esto es, alguien con el privilegio de pasear, pensar, opinar -de ser un flaneur o hippie que recorre libremente por el mundo, sumido en sus cavilaciones sin más responsabilidades que eso mismo. La realidad es otra.
Mariano Terre.- En tal caso ¿cuál sería el lugar del artista?
Nix Ruo.- Para quienes nos animamos a transitar estos caminos, bien sabemos que no hay un único conocimiento o verdad absoluta del mundo, sino múltiples y variadas interpretaciones o puntos de vista del mismo. Recordemos que Nietzsche planteaba como imposible el hecho de conocer la verdadera realidad, puesto que la visión e interpretación de cada individuo viene dada desde su percepción, desde un lugar y un momento específico; esto hace que el acercamiento sea subjetivo. Según Nietzsche, los hechos no existen como tal, solo existe la interpretación que cada quien hace de ellos, y esa perspectiva humana viene cargada de todas las creencias e ideas individuales que están lejos de ser objetivas y, por ende, verdaderas. Con mis pinturas sucede algo parecido.
Mariano Terre.- Entonces, ¿por eso los mitos?
Nix Ruo.- Podríamos decir que la cosa pasa por ahí. La mitología es algo vivo, un modo de aproximación a las inquietudes más profundas de la humanidad. Es un proceso siempre abierto y actual; un acontecimiento interior que desde los psicológico y lo sagrado se encuentra continua reelaboración según los contextos. Por otro lado, la mitología es el aspecto de ese mundo antiguo que más viva está presente, aún en este siglo 21. Desde siempre se da uno cuenta de que los más chicos tienen mucho interés por ese conjunto de leyendas y cuentos de la antigüedad griega y romana que llamamos mitología. Excitan la imaginación. Cosa que hace tiempo también el cine ha impulsado con sus adaptaciones para películas y series para plataformas streaming. Sin embargo, cuando se habla de mitos, aunque haya otras mitologías como la latinoamericana, generalmente nos referimos a la griega y romana, de tal forma que las producciones que hablan de eso tienen enorme aceptación. Sería molesto e imprudente comenzar por ofrecer una visión de conjunto: con las pinturas de Teogonía Plástica nos aproximamos por pequeñas etapas al universo de la mitología. Encontraremos cierto
número de ritos y misterios en relación con unos conceptos mágico-religiosos
solidarios, paralelos e incluso antagónicos como símbolo de todas aquellas pulsiones que -de alguna manera- necesitamos elaborar como personas.
Mariano Terre.- ¿Por qué la mitología Griega?
Nix Ruo.- Toda mitología es un espejo de la humanidad. Más allá si es de Latinoamérica, Nordica, China, Africana o europea. Toda mitología busca ponerle sentido a esas cuestiones que no tenemos resueltas. Las cuestiones primordiales: la vida, la muerte, el sufrimiento, el amor, la angustia y tantas otras. Entonces, cada comunidad buscó hace tiempo formularlas una y otra vez. Reformularlas desde los diferentes contextos. Mi visión es pintar diferentes "Teogonías" arranqué por la clásica pero ya estoy explorando una nueva serie más Latinoamericana.
Como decía, arranqué por la Girega porque es uno de los pilares de Occidente. Citando una idea de Pierre Grimal, considerado uno de los principales investigadores de la mitología clásica podemos decir que “el mito, en Grecia, participa de todas estas naturalezas. Tanto se colorea de historia, y sirve de título de nobleza a las ciudades o a las familias, como se desarrolla en epopeya o viene a apoyar, o explicar las creencias y los ritos de la religión. No le es extraña ninguna de las funciones que, en otros lugares, reviste la leyenda. Pero el mito es otra cosa. “(...)” La palabra griega que sirve para designarlo se aplica a toda historia que se cuenta, como ya sea al asunto de una tragedia o de una comedia o, incluso a una fábula de Esopo. El mito se opone al logos, como la fantasía a la razón, o la palabra que cuenta a la que demuestra. Los logos y los mitos son las dos mitades del lenguaje, dos funciones igualmente fundamentales de la vida del espíritu” (*)
Mariano Terre.- ¿Por qué el arte abstracto?
Nix Ruo.- Porque es libre. Sin formato pre-establecido. Sin rigidez mental o espiritual. Usa un lenguaje visual de forma, color y línea para crear una composición que puede existir con independencia de referencias visuales del mundo real. Al plasmar esos mitos en diferentes paletas de colores creo que colabora a transformar la idea de realidad que tenemos comunmente. Interpelarla. Por eso, si de la literatura pasamos a las artes plásticas, se evidencia aún más cuán necesario es divulgar y extender los conocimientos míticos. En ese camino siempre tengo vertientes en las que busco cuando cuando un mito inspira aires nuevos. Mi lenguaje estético necesita del color libre como sostén y estructura a la composición de la obra. Necesita de dejar salir y poder pintar lo que sugiero al espectador. Me basta con que le llegue a algunas personas y les suscite curiosidad e interés para ver la mitología y toda su maravilla con otros ojos. Y se pregunte ¿en qué mito estoy viviendo? No es la intención de mis obras “transmitir un mensaje”, sino abrir un mundo de posibilidades y de caminos estéticos. De ofrecer una riqueza donde se incluye algo para todo tipo de contemplación. Cada uno está inseparablemente unido a toda circunstancia personal. Cada experiencia, meditación y análisis de esa realidad personal es única y, por consiguiente, cada perspectiva sobre lo que contempla en estos cuadros es inédita y personal. Es decir, que prescinde de toda figuración y propone una nueva visión.
Mariano Terre.- Una cosa que me resulta llamativo es que tus pinturas podemos darlas vueltas o colocarlas en diferentes posiciones y aparece otra pintura ¿cómo es que sucede?
Nix Ruo.- Los mitos pueden ser abordados desdes diferentes perspectivas. No existe una única manera de ver las cosas. Los mitos nos ayudan a descubrir la dimensión perspectivística de la realidad no se limita a los aspectos perceptuales, como los colores, los sonidos, las figuras espaciales, alcanza también a las dimensiones más abstractas de la realidad, los valores y las propias verdades. Del mismo modo que nuestros ojos son los órganos receptores de los aspectos visuales de las cosas y sólo las pueden captar en sus dimensiones perspectivísticas, nuestra mente es como un órgano perceptor de verdades. Nuestra mente nos predispone para captar ciertas verdades y ser ciegos a otras, y lo mismo ocurre con cada pueblo y cada época, que tienen también su peculiar modo de ver alguna verdad, su peculiar punto de vista. Por eso podemos rotar estas pinturas y descubrir que dentro de ellas hay muchas otras que no vimos desde determinada posición.
Mariano Terre.- Tus pinturas tienen mucho que ver con una mirada post-freudiana ¿podrás contarnos algo de ello de manera simple?
Nix Ruo.- Quienes hemos buceado un poco en las mitologías bien sabemos que interpretarlas o leerlas después de Freud ha sido muy diferente para aquellos que nacieron antes del psicoanálisis. Hay un antes y un después de Freud para la mitología también. Grandes pensadores como Mircea Eliade o Joseph Campbell nos ampliaron para siempre la mirada sobre ellas. Las bibliografías esenciales y las presentaciones del
estado de las cuestiones tratadas por estos grandes, así como en general la discusión de ciertos aspectos
más particulares de los origenes de los dioses siguen siendo abundantes y se actualizan año tras año. Señal de la enorme dinámica que estos interrogantes internos siguen presentes en la humanidad. Y que en tiempos tan complejos como éste del Covid19 se han vuelto más presentes.
Pero para no irme por las ramas, al recorrer las diferentes mitologiás de las diferentes culturas occidentales llegamos a la misma conclusión: los mitos son en sí mismos nuestra condición humana. El hombre es un mito de sí mismo. El mundo
(humano) es el mito del hombre.
Freud nos mostró, con su poderosa intuición y su esfuerzo elaborativo, varios enfoques al respecto:
Lo primero que nuestra infancia es imaginada (construimos la “novela familiar”, con lo que nos representamos a
nosotros mismos, con una identidad propia, derivada de un “origen” disfrazado, que nos revela nuestros
deseos);
segundo nuestro cuerpo es imaginado (nuestras pulsiones modelan nuestro cuerpo-organismo, y lo conforman
como “cuerpo erógeno”, nuestras fantasías continuamente lo re-trabajan);
tercero nuestras pulsiones son míticas (él decía: “las pulsiones son nuestra mitología”;
cuarto las fuerzas que rigen nuestro destino son inefables, pero tremendamente eficaces en su potencia de
materializar efectos: Eros y Thanatos;
quianto el sexo, la sexualidad, la libido, las zonas erógenas, el deseo, la “satisfacción”, el Falo, la castración,
la represión, etc., son todas “representaciones” de procesos simbólicos, y sólo alcanzan sentido en el interior
del sistema conceptual que los sostienen;
y por último que nuestra Psique es un “aparato”, sin localización anatómica, indefinible pero configurable, con una
topología (Yo, Ello, Super-ego), una dinámica (las fuerzas en conflicto que se digladian en su interior) y una
economía de energías que en él se encuentran y lo modelan). Toda esta metapsicología es la construcción
imaginaria producida por Freud y vivificada por aquellos que la tomaron por “real”: se convirtió en teoría
y práctica profesional, y forma parte de la existencia de un número considerable de seres humanos. No sólo
forma parte: los modifica.
Con el psicoanálisis con los mitos modernos, esos
Edipos redivivos, esos Narcisos nuevamente inclinados en sus lagos fatídicos, esos Eros y Thanatos reinando
y divirtiéndose a nuestras costas, hacemos nuestras vidas de sujetos inventados, creados y recreados -a
veces mal creados- por nuestras propias manos -es decir, por nuestras mentes creativas-.
Todo ello, trato de expresarlo a través de color de manera libre, despojado de prejuicios y sin preconceptos. Un fluir del inconciente ese infinito de ese océano que habitamos y que también nos habita.
Mariano Terre.- Wauuu. Creo que con todo esto que hablamos, lo mejor es recorrer la exposición y detenerse un buen rato ante cada cuadro. Dejar que fluya y ver que pasa. Muchas gracias por este diálogo.
Nota del Editor:
(*) La cita que menciona Nix Ruo corresponde a Grimal, 2000: 17
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