La "Teogonía Plástica del siglo XXI" está exhibida en el nuevo espacio de arte en Buenos Aires ubicado en Camargo 1020, Villa Crespo, que nace como una alternativa con la voluntad de crear una plataforma de aportación cultural, cuyo objetivo es difundir tendencias artísticas actuales.
LA OBRA DE NIX RUO YA LLEGO A VILLA CRESPO
Buenos Aires es una ciudad con muchos espacios alternativos que conforman un itinerario contracultural que sigue creciendo. El artista que pinta mitos llegó con sus cuadros al corazón porteño generando el similiar impacto que produjo en Roma y en Montenegro.
por Elisa Mizraji
La exposición "Teogonía Plástica" del argentino Nix Ruo que durante todo el mes de enero 2020 estará echibida al público logró crear en poco tiempo, una identidad pictórica basada en una series de los mitos y leyendas de la humanidad desde la mirada abstracta. Su obra ha sido premiada por la UBA en dos años consecutivos, fue expuesta en diferentes espacios alternativos razón por la cual fue convocada y expuesta en el Palacio de la Legislatura Porteña hace unos meses recibiendo más de 3000 visitas generando un nuevo record.
Sus obras crean conexiones y relaciones mediante la combinación o asociación de elementos no relacionados anteriormente. Muchas de sus reproducciones autorizadas se encuentran en las Universidades Europeas y Americanas. Además sus cuadros han sido recomendados por el prestigioso maestro internacional PINO LA VARDERA desde su famosa galería en la ciudad de Taormina, Italia.
Con todo, Nix es un claro exponente del arte contemporáneo argentino. Sin ser demasiado consciente de ello, al concluir una serie o un proyecto, se constata la presencia de aspectos vanguardistas de una cosmovisión dinámica. Estos juegos de la mitología, lo intangible, la imaginación y la subjetividad se abordan como múltiples sentidos visuales, un don del lenguaje cromático amplio donde no solo la calidad de la composición es determinante, sino el papel que también desempeña la mente del espectador, abierto a rellenar los vacíos de información y los contrasentidos de la imagen con sus propias ideas.
Sus obras crean conexiones y relaciones mediante la combinación o asociación de elementos no relacionados anteriormente. Muchas de sus reproducciones autorizadas se encuentran en las Universidades Europeas y Americanas. Además sus cuadros han sido recomendados por el prestigioso maestro internacional PINO LA VARDERA desde su famosa galería en la ciudad de Taormina, Italia.
Con todo, Nix es un claro exponente del arte contemporáneo argentino. Sin ser demasiado consciente de ello, al concluir una serie o un proyecto, se constata la presencia de aspectos vanguardistas de una cosmovisión dinámica. Estos juegos de la mitología, lo intangible, la imaginación y la subjetividad se abordan como múltiples sentidos visuales, un don del lenguaje cromático amplio donde no solo la calidad de la composición es determinante, sino el papel que también desempeña la mente del espectador, abierto a rellenar los vacíos de información y los contrasentidos de la imagen con sus propias ideas.
Es decir, un vaivén de referentes que se alimenta de elementos del inconsciente colectivo, que aprovecha las texturas, los contornos, explota las formas ambivalentes y tridimensionales, los usos polisémicos de la espátula de Nix Ruo que se convierten en protagonistas de sus piezas.
Su obra está patrocinada por CEDyAT Cultura, que impulsado por un gran respeto de los elementos arquitectónicos urbanos desarrolló un espacio para promover el arte revalorizando los elementos originales de un viejo taller industrial fusionándolo como parte del diseño. Tipo un warehouse antiguo de Brooklyn manteniendo lo industrial da esa onda en pleno Buenos Aires. Han establecido una premisa de trabajo colaborativo con intelectuales y profesionales del sector para enriquecer las actividades imprimiendo el dinamismo de las artes visuales más actuales.
En palabras de Nix Ruo, «el hilo conductor del arte contemporáneo cobijado en el CAMARGO 1020 es imaginar, inventar, ensayar el futuro porque ante un presente distópico, la cultura puede y tiene la responsabilidad de recuperar la pulsión utópica. Sin futuro no hay libertad, y la cultura, que se basa en la libertad de expresión y de creación, tiene potencial emancipador y la fuerza para imaginar otros futuros posibles».
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