La obra de Nix Ruo es un ejercicio permanente de perturbación de la conciencia como dispositivo de interrogación que explora respuestas sin que estas tengan que derivar en la esterilidad de las certezas. Tal vez por ello, en el trato directo con sus obras, aflora esa deliciosa sensación de extrañeza que el arte contemporáneo ha presentado en muchas de sus modalidades de existencia.
por Maximiliano Florencio
Curador de la Muestra
"Teogonía Plástica"
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| "Los Curtetes" de Nix Ruo Acrílico sobre lienzo de 120 x 120 cm. |
Esta es la primera obra del artista en tiempos de la Pandemia del Covid19 surgida en el confinamiento preventivo. Se suma a la conocida Teogonía Plástica que disfruta de dos grandes rasgos personales: por un lado, su apasionamiento denodado registrado en las paletas cromáticas; por el otro, su esencial comprensión y entendimiento de las estructuras semánticas de las obras clásicas. Realidad que lleva a Nix a producir una suerte de consumación de una "écfrasis inversa", es decir de una narrativa multicolor sobrada de emocionalidad y de infinitas posibilidades en el discurrir de la tropología con sus diversas asociaciones de sentido.
"La aparición de una pandemia como el COVID-19 ha sido imprevista absolutamente. La crisis torna imperioso pensar el presente. Las artes plásticas están para abrir horizontes, pensar el futuro, comprender el presente en su complejidad, son tareas claves para transformar las injusticias y las desigualdades. El arte nos recuerda la importancia de activar espacios colectivos y singulares preservando las sensibilidades" dice Nix Ruo.
Nix no ha vacilado nunca en hincar sus raíces en las tierras antiguas de la mitología, el paganismo y la estupefacción. El artista expresó a la prensa que "luego de algunos años de exponer llegó a descubrir algunos íconos pictóricos expresaban, sin siquiera saberlo, similares cuestiones a las técnicas utilizadas en su "Teogonía Plastica", como el caso de Cy Townly, Basquiat, Condo, Rothko, Christopher Wool, Sean Scully y Clyfford Still, entre otros".
El Mito
Los Curetes, con ellos las cultura griega nos quiere una vez más demostrar que las cosas que conocemos no son lineales, ni son como las vemos con el "sentido común", sino que todo tiene una trama más compleja y que hay realidades que no llegamos a conocer, es decir, a comprender en su totalidad.
En la actualidad casi nadie los conoce o recuerda, pero han sido clave para la mitología occidental y luego se les asigna una fuerte presencia por ser "inventores e innovadores" en el avance de las armas junto a cuestiones culturales y domésticas vitales del pueblo cretentse. Estuvieron detrás de los bastidores míticos del origen de Zeus frente a Cronos. Su nacimiento está rodeado por un mágico misterio, pues se dice que los Curetes no nacieron, sino que brotaron de la tierra, que se había humedecido y fertilizado con las primeras lágrimas que derramó el dios Zeus cuando apenas era un bebe. Este origen de su nacimiento denota que son hijos de la madre tierra.
También fueron participes dentro del desarrollo de la sociedad de Creta pues enseñaron a los hombres a cazar, y para ello construyeron la primera arma, un arco con flecha. De forma paralela, les enseñaron a amansar a los animales, así como criar abejas para la fabricación de miel, a trabajar los metales y a danzar. También son relacionados al trabajo de la metalúrgica y a la fabricación de las primeras piezas construidas con el metal.
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