"Los objetivos de interconectar las artes plásticas con las melodías corales y de cámara ha sido un éxito inimaginable" expresó Maximiliano Florencio, curador de la exposición. El cronista puede verificar esa expresión por la experiencia vivida el pasado viernes cuando no entraba ni un alfiler en "Camargo 1020 Espacio de Arte", iniciativa de la Asociación Civil Sin Fines de Lucro CEDyAT. Con entrada libre y gratuita para la comunidad.
por Rody Benitez
La propuesta de Nix Ruo concluyó a "sala llena", mejor dicho, "desbordante". Personas de diferentes lugares hacían fila en la calle esperando poder ingresar para vivenciar la propuesta "plástica musical".
Las pinturas abstractas de contenido mitológico se acoplaron muy bien con la Compañía Coral del Mundo dirigida por Esteban Roldán, que llevó a los espectadores a descubrir recreaciones de músicas populares de cuatro continentes, desde las tribus Sioux de América a las tribus de Lesoto de Sudáfrica, de Rumania a la costa del Pacífico de Colombia, desde los pueblos zulúes a la isla de Okinawa en Japón, sumando en su camino pasos por Ghana, Bolivia, Hungría, Brasil y mucho más.
Con vasta experiencia y varios años de trayectoria, entre otras presentaciones fue especialmente invitado al Festival Septiembre Musical Tucumano, realizó conciertos en el Palacio Barolo en conmemoración de la Carta de Jamaica y en el Salón Dorado de la Casa de la Cultura de la Ciudad, y en eventos relacionados con la Noche de los Museos en varias oportunidades. Festejó sus diez años con un concierto ante 500 espectadores en el teatro porteño SHA.
Antes de su travesía por espacios artísticos y culturales del Sur argentino, el curador de la muestra, Maximiliano Florencio, destaca sobre las obras: “Retroprogresión nos lleva a descubrir la función básica de los relatos míticos, que es guiar al espíritu humano en medio de la incertidumbres, en terrenos desprotegidos, cuando se rompen los esquemas y se deja atrás lo limitado, lo fijado, junto a todas las reglas.Su vigencia de extrapolación nos ayuda a transitar nuestros propios tiempos extraños del post covid-19, de la guerra en Ucrania, del cambio climático, y de la realidad que permanentemente nos desafía. Sus cuadros nos permiten volver al interior de uno mismo y transmiten un profundo mensaje de trascendencia cifrado en símbolos”.
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