"El horociclo de Glauko"

Nix Ruo nos presenta una obra diferente. Vuelve a sorprendernos con su experimentación. Donde desarrolla una compleja técnica en su aplicación expresiva abordando lo monocromático. El horocilco de Glauko es el inicio de una trilogía de pinturas atravesadas por la misma narrativa expresiva.
por Maximiliano Florencio
Curador
"EL HOROCICLO DE GLAUKO"
Acrílico sobre lienzo de 180 x 120 cm
Este estilo corresponde a una serie de composiciones pictóricas para las que Nix ha utilizado el juego de relaciones que se obtiene en el uso de un solo color y las variables de valor saturación que resultan de mezclar al color con blanco y negro. 

La utilización de un único color hace que la resultante cromática sea expresivamente armónica, dado que el predominio abierto de lo monocromático lo sostiene. 

El contraste lo consigue sobre las variables marcadas de valor y saturación que alcanza exponer con maestría utilizando la técnica del "trapedador" (Mop en inglés o lampazo en castellano (argentino ríoplatentse) que consiste en un palo en cuyo extremo va un conjunto de tiras de género. Utensilio generalmente usado para limpiar y abrillantar el piso. Nix lo utiliza como un pincel ancho y extendido a distancia del lienzo recostado en el suelo de manera similar a Jackson Pollock.
 
Contemplar este enorme lienzo de 180 x 120 cm produce una sensación inmersiva cautivando al espectador por su giro. La novedad radica en el hecho de que toda una mirada se modifica, cambia, se da una fuerte transición de paradigmas y, además, es un proceso, de cualquier modo, dilatado en las tres obras que componen esta presentación una "metamorfosis visual"Estas obras nos proporcionan nuevos elementos discursivos para pensar la realidad del inconsciente colectivo y los arquetipos actuales.


EL MITO GRIEGO DE GLAUKO

Glauco es el dios marino de los pescadores perteneciente al cortejo de Poseidón. Hay varias versiones sobre su ascendencia apareciendo como hijo de Poseidón, de Nereo, de Poseidón y Eubea, etc. La historia más famosa lo hace un humilde pescador de Antedón, en Eubea, que tras comer unas hierbas mágicas, se vio impulsado a arrojarse al mar, donde fue transformado en un dios marino. Fue amante de Circe y Escila y padre de la sibila Deífoba. Cuando se enamoró de la bella ninfa Escila, solicitó a la diosa Circe un brebaje para que la joven se enamorara de él. Sin embargo, Circe se había enamorado del dios, por lo que la poción que le entregó transformó a la pobre Escila en un monstruo. 

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