Desde sus inicios, la abstracción moderna rompió con la idea de “cuadro ventana” que mira al mundo y lo representa. En su lugar, se dedicó a borrar los límites fotográficos y figurativos, y focalizó sus experimentaciones en la creación de nuevas formas y sistemas compositivos que tienen en cuenta la complejidad de la percepción.
Nelson Iraola
ATELIER DE NIX RUO
El imaginario del arte abstracto de Nix Ruo resuena aún hoy en las diferentes salas y centros culturales alternativos por el cual circuló todos estos años. También en el extranjero donde muchas de sus obras fueron entregadas como reconocimiento a filósofos internacionales. Sus propuestas, sus ideas subyacentes, sus indagaciones técnicas y experimentales traspasaron los límites de las artes tradicionales y se expandieron con las creativas instalaciones de Maxie Florencio como curador de su obra. Hasta fue declarado huesped de honor en un municipio de la provincia de Buenos Aires por el impacto de sus pinturas. Ante lo cual decidió donar una de ellas, elegida por artistas y docentes del lugar, para exposición permanente en el Centro Cultural Florencio Constantino.
La experimentación como bandera de Nix hace que el protagonismo lo tienen los elementos plásticos en sí, sobre los cuales se carga todo el peso significante. La línea, el punto, el color, el plano, la geometría (plana o espacial), el material y la composición son el foco de interés del artista, y no meros recursos para referir elementos externos a la obra.
De esta manera impulsa un espíritu contemplativo ante las formas artísticas en sí mismas, una contemplación capaz de apreciar y acoger la dimensión estética de una obra como un valor autosuficiente.
Al romper la ventana que mira al mundo prevalece en cada cuadro de Nix la expresividad, la intuición y, con frecuencia, la espontaneidad.
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