PANDORA "La que todo lo dota"

"No debería ningún hombre ponerse al lado de los dioses". Goethe

Arraigado a la temática de la profusa mitología griega, Nix Ruo, nos presenta esta disruptiva obra de su nueva serie del 2025. 
Pandora
Acrílico sobre lienzo 120 x 120 cm

Nix nos vuelve a sorprender con sus exploraciones pictóricas. Esta vez inaugurando una etapa con líneas y trazos sin formas definidas que actúan como elementos primordiales que evocan emociones y conceptos puros, liberados de la representación figurativa, transmitiendo movimiento, tensión o ritmo a través de su dirección y grosor. Líneas horizontales sugieren calma y estabilidad, las verticales espiritualidad y elevación, las diagonales dinamismo y las curvas sensualidad o fluidez orgánica, permitiendo al artista habitar espacios indefinidos y desafiar la percepción espacial.

Emergen por primera vez una siluetas gestuales sutiles, con trazos mínimos y deformados sugieren posturas humanas en movimiento, transmitiendo sensaciones físicas internas y "conciencia corporal" sin detalles anatómicos que instalan figuras etéreas, reposicionando roles históricos en contextos atemporales liberados a la interpretación del espectador.

También brotan algunos símbolos antiguos mezclados con otros desconocidos que se integran en el colorido lienzo como ecos metafóricos de culturas ancestrales, transformados en formas no reconocibles que conectan lo primitivo con lo moderno, evocando unidad (círculos), orden (cuadrados) o energía (triángulos y espirales) como laberintos superpuestos para trascender barreras culturales. Esta reinterpretación simbólica, impulsada por lo mitológico, resignifica el inconsciente ancestral en contextos interconectados, promoviendo lecturas subjetivas y ambiguas.
Nix Ruo 2025

Los colores vivos simbolizan una liberación interior y meditación, conectando el mundo sensorial con lo espiritual, como una oda al "aquí y ahora" que resignifica mitos para reflexionar sobre la condición humana. En la actualidad, representan resiliencia ante crisis que se transitan en la vida, estimulando preguntas existenciales sobre vulnerabilidad, finitud y conciencia cósmica, invitando al espectador a transmutar emociones y redescubrir misticismo mediante contrastes emocionales. Este enfoque no figurativo profundiza la luz, textura y emoción, promoviendo un diálogo personal con la existencia contemporánea.

Esta pintura marca además una nueva serie PANDORA, extensa e intensa, simbolizan la esencia humana y cósmica: los trazos sin formas representan libertad intuitiva y exploración subconsciente, mientras los símbolos antiguos aportan profundidad alegórica sobre eternidad, crecimiento o armonía en un mundo caótico. En la actualidad, invitan a una interpretación personal que fusiona emoción, política y espiritualidad, equilibrando lo racional con lo instintivo para cuestionar la realidad y fomentar empatía trans-cultural.

Partiendo de un imaginario donde brotan rasgos referentes que conjuga con fantasía y rigor el rol de la divinidad y la mortalidad que sigue enraizada en la profundidades del inconsciente colectivo de Occidente.

En términos simbólicos, Pandora representa también la curiosidad humana, que aunque puede traer consecuencias negativas, es parte esencial del progreso y el aprendizaje. El mito nos invita a una reflexión sobre la responsabilidad y la conciencia en nuestras decisiones, reconociendo que, pese a los riesgos, no debemos perder la capacidad de imaginar y actuar hacia un cambio positivo con esperanza y resiliencia.
Pandora en el Atelier de Nix Ruo

Así, la caja de Pandora no es solo un relato sobre la desgracia, sino un recordatorio de que la esperanza es el último recurso que sostiene a la humanidad ante el sufrimiento y las pruebas del mundo moderno. Es una invitación a mantener la fe en la transformación y en la capacidad humana para superar las crisis actuales.

Esta interpretación actualizada del mito nos ofrece un mensaje valioso: enfrentar con prudencia y valentía los "males" que nos rodean, sin dejar de cultivar la esperanza como motor de cambio y resistencia vital.


Las versiones del mito 

El mito de la caja de Pandora es uno de los más conocidos y versionados de la tradición mitológica griega. De acuerdo a la versión contenida en la Teogonía, de Hesíodo, Pandora fue creada a partir de arcilla por el dios de la forja, Hefesto, bajo instrucciones del dios padre Zeus. Este deseaba vengarse de la humanidad por el robo del fuego.

Con la ayuda del resto de los dioses, compusieron entonces a Pandora, un “bello mal”, que era sensual y atractiva a la par de mentirosa y de carácter inconstante. Luego, la enviaron a Epimeteo, hermano de Prometeo y protector de la humanidad, quien la tomó por su esposa.

En Los trabajos y los días, Hesíodo añade al mito de Pandora el episodio del ánfora. Cuenta que Pandora no fue enviada a la humanidad con las manos vacías, sino con un ánfora donde estaban contenidos los males de la humanidad, que hasta entonces había existido libre de fatigas y enfermedades. En su nuevo hogar, Pandora abrió el ánfora y liberó todo su contenido, a excepción de la esperanza, que yacía en el fondo. De allí proviene el lugar común de que “la esperanza es lo último en perderse”.

Existen otras versiones del mito del ánfora de Pandora, según las cuales lo contenido no eran los males, sino las bondades de la humanidad (algo que pareciera sustentar la etimología de su nombre, compuesto por pan, “todo”, y doron, “regalo”). Según estas versiones, al abrir el ánfora, todas se perdieron para siempre, excepto la esperanza.

Sin embargo, no parece haber consenso al respecto: en la versión contada por Homero, eran dos las ánforas disponibles, una con los males y otra con las virtudes, y Pandora simplemente eligió la equivocada.

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