“Todo hombre herido se ve forzado a la metamorfosis”
Boris Cyrulnik
La obra de Nix Ruo no pierde el ancla conceptual y filosófica de la mitología.
Los seres fantásticos de los relatos mitológicos de la antigüedad horadan profundo hacia la raíz de su arte.
¿Cómo analizar conscientemente la incertidumbre?
¿Cómo dejar de forcejear con la realidad, dándole espacio a lo inentendible de lo que sucede?
Solo se puede contar lo que se siente, pintando lo que se intuye.
Como un sillar paradójico e imperfecto de una arquitectura irracional, los cuadros se tejen en un muro edificado en la conciencia del pasado, en la débil certeza de lo que se es.
Más allá del muro se vislumbra el cambio, incierto, pero tangible, de trazos espasmódicos, de obstinado recorrido circular, de trance teñido de monocromatismo plástico.
El pasaje a través del muro, es la metáfora, en clave espacial, de la metamorfosis que sucede, de aquello que se ve y se siente distinto, porque nada es como era, nada se ve igual.
Porque nadie ya es igual a lo que era.
Maximiliano Florencio
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